Para muchos el título de Maximato es desconocido. Suena rara la palabra. No así a quienes han leído un poco de la historia de México e identifican a la asociación política liderada por el general revolucionario Plutarco Elías Calles (1877- 1945), del Grupo Sonora.
Este grupo político no solo impulsó la candidatura presidencial del sonorense Plutarco Elías Calles, sino se le reconoce como el ideólogo de lo que se conformó como el Partido Revolucionario Institucional (PRI) que usted y yo conocimos.
Desde luego que Calles fue el estratega para conservar el poder político en México, además de impulsar las candidaturas y triunfo desde líderes locales, presidentes municipales, legisladores locales y federales, gobernadores y hasta la misma presidencia de la República.
Dicen los que historiadores que se llamó Maximato, porque destacó la figura del Jefe Máximo, movimiento que en 1924 impulsa a Plutarco Elías Calles para alcanzar la presidencia de México de 1924-1928, además de que gana el derecho de señalar a su predecesor y a los subsecuentes.
También se reconoce la iniciativa de Plutarco Elías Calles, a través del PRI, para proponer la ampliación del periodo presidencial a seis años y la lógica dice que los legisladores federales (hechura del PRI) votaron por esta reforma, corresponde al General Lázaro Cárdenas del Río, ser el candidato para el primer sexenio presidencial en México.
Don Plutarco impuso a los presidentes que le sucedieron: Emilio Portes (1928-30), Pascual Ortiz (1930-32) y Abelardo Rodríguez (1932-34) y desde luego al primer presidente con un sexenio: Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940).
Tata Lázaro, como le llamaron los hombres y mujeres del campo al general originario de Jiquilpan, Michoacán, quien permitió un gabinete impuesto del sonorense Calles, aunque después de 12 meses solicitó la renuncia al cargo, emitiendo ratificaciones y nuevos nombramientos.
Dicen los que saben que incluso esto motivó que la UNAM prohibiera a los universitarios aceptar cargo alguno en el gobierno de Cárdenas y obliga al presidente al nacimiento del IPN… pero ésa… ésa es otra historia.
Volviendo a Elías Calles, el viejo lobo del Mar político mexicano, comprendió que Cárdenas exigía plena libertad para ejercer el poder presidencial, por lo que optó por salir de territorio nacional y aceptar su derrota política.
Exiliado en California Calles regresó a México en 1941 cuando Tata Lázaro había dejado la presidencia y ahora estaba Manuel Ávila Camacho como titular del Ejecutivo, Calles no intervino más en la política nacional, murió en 1945.
Lo anterior es historia. La gran interrogante es el general de Sonora ¿reencarnó en un tabasqueño universitario que buscó hasta en tres ocasiones la presidencia mexicana y finalmente se adueñó de ella y de paso, con un renovado partido político que por cierto le negó la candidatura de gobernar su propia entidad?
Los tiempos del presente siglo son nuevos, no diferentes, al fin y al cabo con protagonistas distintos en rostro, voz, imagen que, pese a las novedades de comunicación, los caprichos políticos se siguen imponiendo como con Plutarco Elías Calles.
Particularmente el presidente Manuel López no permite que la presidenta electa actúe por sí misma, la trae de acompañante como si de verdad ella fuera incapaz de afrontar la realidad que debe conocer desde su propia expectativa.
Este lunes el héroe desconocido en Tamaulipas fue reconocido por los gobiernos local y federal… Y vino el presidente para inaugurar la escultura que se mandó construir poner frente al Puente Internacional Nuevo en Matamoros.
Como siempre se estila, es muy seguro que ‘alguien’ de muy arriba en el gobierno federal, ordenará a la titular de educación del estado, Mtra. Lucía Aimé Castillo Pastor, para que los profesores de la escuela primaria, desarrollen unidades o Módulos de trabajo para conocer la vida y obra de Catarino Erasmo Garza, para algunos El Héroe Desconocido.
Volviendo al tema central es muy posible que, a partir de unos días, el poder ya no esté en el Palacio Nacional, sino en una finca (no de Tabasco) sino del Estado de Chiapas, de cuyo nombre altisonante es despreciativo.
Existen muchos comunicólogos y ciudadanos comunes que añoramos romper con la sola idea del intento de la instauración de un nuevo Maximato que amenaza el sueño y la estabilidad de una nueva esperanza.
Periodistas muy connotados siguen contando no solo los pocos días, sino las horas y hasta los minutos de un gobierno fallido que faltan, aunque también hay mucha pesadumbre sobre lo que no quisiéramos sucediera.