#Editorial|LaRegión.Mx
Desde época inmemorial, la venta de plazas y los aviadores son males que permanecen en lo que hoy se conoce como la Secretaría de Educación de Tamaulipas (SET).
Secretarios van y viene, encargados del despacho también, y este tipo de vicios lejos de erradicarse se ha enquistado más como cáncer maligno que carcome las entrañas presupuestales.
El reciente “pase de lista†que se hizo para detectar a personas que cobran de manera puntual su quincena, pero sin trabajar, no tiene otra meta que meter presión a los grupos antagónicos al poder.
Fue, por lo que se ve, un “golpe de gobernabilidad†del recién nombrado secretario, Mario Gómez Monroy. Fue una revisión selectiva que enviaba el mensaje sobre quién manda en la SET.
La dependencia, encargada de la educación, es hoy por hoy un nido de ladrones, de mentirosos y de sinvergí¼enzas. Es una letrina gigante con pestilente tufo a corrupción.
Los tamaulipecos reclaman una limpia, pero una real, no una simulación o actos de revanchismo que sólo tratar de dar atole con el dedo a la población con falsos “operativosâ€.
Quien tenga una plaza que la trabaje; y quien la tiene y no labora pero sí cobra debe ser sancionado. Pero mientras sean la SET y el Sindicato de Maestros parte del problema y no la solución, las cosas van a empeorar.
De no poder orden a todo el desorden que existe en la SET, quien pudiera pagar las facturas en el próximo proceso electoral sería el Partido Acción Nacional y quienes vayan de abanderados.