El Girona conquistó este miércoles su primer Supercopa de Cataluña gracias a un gol de penalti de Stuani, que certificó la victoria del equipo rojiblanco ante el Barcelona (0-1), en el Estadio de la Nova Creu Alta.
Valverde y Eusebio dejaron en casa a sus mejores hombres y alinearon un once formado por no habituales y jugadores del filial. Lo esperado para afrontar un título menor de reciente creación que el Espanyol ha ganado una vez y los azulgranas, otras dos, ambas en la tanda de penaltis.
Quizá porque ésta era la primera oportunidad para el Girona de levantar la Supercopa, el conjunto rojiblanco salió más motivado que su rival. Presionando arriba y buscando sorprender a la contra a la menor oportunidad, fue el que más mereció el gol en la primera mitad.
Pudo lograrlo Lozano en dos ocasiones: en la primera, encaró a Murillo, y en la segunda, se fue de Wagué por velocidad, pero en ambas cruzó demasiado del remate.
Roberts tampoco conectó bien una asistencia de Valery por la izquierda y el Bara, poco a poco, fue haciéndose con el control del partido, con la aparición en escena de Riqui Puig y Aleñá.
Malcom, el atacante más activo de los azulgranas tuvo la única oportunidad clara para su equipo en este primer acto, en un disparó seco por banda izquierda que obligó a intervenir por primera vez a Iraizoz.
Eusebio hizo cinco cambios de golpe en el descanso y otros tres veinte minutos después, uno de ellos para sustituir a Douglas Ruiz, lesionado a las pocas jugadas de ingresar en el terreno de juego.
La revolución del técnico vallisoletano no funcionó y un Barcelona más estable se hizo con el control del partido, aunque seguía sin acercarse con verdadero peligro a la meta de Iraizoz.
Riqui Puig y Aleñá lo intentaban de lejos, con escasa puntería, poco antes de que Collado hiciera un inocente penalti a Valery que el recién ingresado Stuani convirtió en el 0-1 a veinte minutos del final.
Se fueron los de Valverde a por el empate. Boateng ponía a prueba al portero del Girona en un remate a la media vuelta y Aleñá cabeceaba al larguero. La Nova Creu Alta empezó a animar al Bara y los rojiblancos empezaron a sufrir de verdad.
Un remate mordido de Murillo que se marchó alto, a punto estuvo de convertirse en el empate en el tiempo añadido, y hasta Cillessen subió a rematar el último córner del partido. Pero el Girona aguantó hasta el final para levantar su primer título.