En lo que puede interpretarse como un claro contrasentido, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, le acaba de entregar el premio nacional de ingeniería al empresario de la era neoliberal, que más se ha beneficiado de éste modelo económico, y al cual también se le identifica con “un capitalismo de cuatesâ€.
Para muchos queda claro que el magnate de la telefonía celular, se benefició de su pasada amistad con el Presidente Carlos Salinas de Gortari, ( de la cual ahora parece renegar). Y a eso aquí y en China, se le llama corrupción, a la cual todos los días combate, al menos verbalmente, el Presidente López Obrador
Veamos: la fortuna del señor Slim, es de las que mas se ha multiplicado, de acuerdo a las mediciones de la famosa revista Forbes. El dueño del grupo CARSO, ha aumentado hasta 10 veces su riqueza, desde que apareció por primera vez, en el top ten de los diez más ricos del mundo.
Indudablemente que, el periodo de mayor fortalecimiento y expansión del llamado neoliberalismo a la mexicana, se dio entre 1988 y 1994, o sea durante el sexenio salinista. En esa etapa, según expertos, el número de los multimillonarios en dólares de nuestro país, creció exponencialmente, y de tener solamente una familia en la lista de Forbes, pasamos a tener 24 de ellas, entre los más pudientes del globo. Slim el más prominente de ellos.
Fue en estos años, donde según el discurso anti neoliberal que ahora maneja AMLO, se abrió una diferencia abismal, entre riqueza y pobreza. Y uno de los grandes responsables de esta enorme brecha social y económica, fue precisamente el empresario Slim, quien por cierto en algunas ocasiones ha criticado el modelo neoliberal, sin aceptar que él es el principal producto de este proceso marcado por la salvaje concentración del dinero, en unas cuantas familias.
Slim apareció por primera vez en la lista de Forbes, después de que adquirió la paraestatal Telmex, en el sexenio de Salinas de Gortari.
En el inicio de su presencia en la lista de Forbes, Slim, contaba con una fortuna de mil 700 millones de dólares. Pero ya para 1994, al final del salinato, ya era dueño de una riqueza valuada en 6 mil 600 millones de dólares. Tres lustros más adelante, ya se había convertido en el hombre más rico del mundo con 53 mil 500 millones de dólares, o sea fue el líder mundial de la gran burguesía internacional, durante tres años, hasta el 2013. Y sigue siendo uno de los más acaudalados del mundo.
Actualmente Slim es dueño de una fortuna de 64 mil millones de dólares, y ¿durante todo este tiempo,qué ha hecho este señor por nuestro país? ¿Qué ha hecho por reducir la enorme e inmoral franja entre riqueza y pobreza?, que se sepa, prácticamente nada.
En este punto, volvemos a lo que anotábamos en las primeras lineas de esta columna:
¿Cómo es posible que si AMLO dice tener la convicción de que fue el neoliberalismo el modelo económico que fomentó la corrupción, la inseguridad y la desigualdad social, lo primero que está haciendo al llegar al poder de su llamada cuarta Transformación,sea enaltecer a quien muchos consideramos como el hombre que ejerce el poder real del país, desde su poderío económico, forjado bajo bases morales y éticas, del todo cuestionables?
A la luz de lo que estamos viendo, de los hechos y no de las palabras del gobierno obradorista, es que el Presidente AMLO está trazando alianzas de facto con quien todos reconocen como el líder de la gran burguesía mexicana.
Con ello, AMLO está de alguna forma avalando, lo que niega en su discurso: o sea los cimientos corporativos del capitalismo a la mexicana, un proceso de desigualdad social, que todavía se sostiene sobre una economía de amiguismos, de compadrazgos y de privilegios.
De aquí en adelante, el gobierno de AMLO tendrá en el grupo CARSO, a su principal protegido y aliado, lo cual solo servirá para efectos de carácter personal, pero no influirá gran cosa, en lo que se refiere a la democratización económica del país.
Ni tampoco, a una más justa distribución del ingreso, en términos de desarrollo social. (Mejores oportunidades para las clases medias, incentivos y un clima de paz social, para el fortalecimiento de la pequeña y mediana empresa, entre otras cosas).
Junto a esta alianza de hecho con la gran burguesía neoliberal, con reglas y mecanismos globales sujetas al sistema del libre mercado, una estrategia a la cual se suma su alianza con las élites militares del Estado mexicano, el Presidente AMLO va a seguir impulsando su política de subsidios y entrega de dinero a las familias más empobrecidas del país.
El resultado de esta ecuación de estar bien con los “machuchones†del dinero, como Slim, y apapachar a los de mero abajo, equivale a pulverizar a las clases medias. Y cancelar todo crecimiento económico, a cambio de tener un bastión electoral para aplastar a sus adversarios por la vía del voto.
En resumen, estamos hablando de que , desde Palacio Nacional, se ha puesto en marcha un neoliberalismo al estilo obradorista, donde no se incentivará a la producción, no se protegerá al pequeño y mediano comercio, asfixiado por los elevados impuestos, por la inseguridad y su sistema de extorsión, sino que, se construirá un mito de transformación social, sin sustento real.
Un mito, que justamente empieza este 20 de noviembre, con la reinventada narrativa de una revolución y de su festejo apoteósico en las calles de la república.
Ciertamente, los neoliberales del pasado inmediato, arrumbaron los festejos de la revolución por considerarlos inservibles y caducos, ante el imperio del libre mercado. Pero el obradorismo los recoge, no para solucionarle los problemas al pueblo, que sería lo más congruente. Sino para re-inaugurar el culto a un movimiento social, que en su esencia, sigue siendo traicionado.
En este sentido, el obradorismo y sus estrategas, deben tener cuidado, al revivir el romanticismo de una revolución extraviada en el estilo personal de gobernar, con un Estado acotado por la falta de presupuesto.
Será la de hoy, una fiesta alegórica de un pasado prolífico en héroes y mártires que solo le hicieron el caldo gordo a los que ahora gobiernan, de la mano de Carlos Slim.
Y es que mientras no le pongan nombre a la nueva criatura que está por nacer, como relevo del neoliberalismo, seguiremos inmersos en una economía gatopardista. Con el agregado de que ahora, la prédica doctrinal de las mañaneras, es la panacea verbal, y la cura milagrosa de todos nuestros males.