En estos días es tema de moda es la revocación de mandato. Una promesa que hizo AMLO en campaña, como una medida para que el pueblo le quite el poder a un mal gobernante. Desde luego que esta medida es, sin temor a equivocarme, un avance en el desarrollo de la democracia en México. No es rara, puesto que existe en otros países aunque la historia registre que solo una vez se ha aplicado.
El principio para establecer la revocación del mandato a un gobernante, o a cualquier servidor que haya sido electo por el pueblo –gobernador, presidente municipal, entre otros-, nace de la soberanía del pueblo: que tiene su máxima expresión en la emisión del voto para elegir a sus gobernantes. Sera, pues, en principio un avance que se registre en la Constitución como un derecho del pueblo.
NATURALEZA DE LA REVOCACIí“N
Las distintas definiciones que uno puede encontrar en diversos diccionarios nos lleva, invariablemente, a establecer que la revocación de mandato es un derecho o facultad que compete a los electores; que tiene por finalidad destituir a un servidor público antes de que expire el tiempo para el cual fue elegido; tiene que ser un acuerdo de la mayoría, sus causas pueden ser diversas, entre ellas, la corrupción o la ineficiencia en su mandato.
Así, entonces, los argumentos para la revocación del mandato puede ser los siguientes: refuerza el control del pueblo sobre el gobierno; permite a los votantes corregir las fallas en los sistemas electorales; reduce los errores de los votantes; y, se entiende, la revocación debe incidir en la conducta o comportamiento del servidor público para ser más responsable con sus electores.
TRAMPA O FALACIA DEL PROYECTO.
Creo que todos, pero todos, podemos estar de acuerdo en la revocación de mandato. Y es que, por todos lados, aparecen gobernantes que en un dos por tres lograr tener a todos, o a casi todos, en su contra. Si observarnos lo que sucede, por ejemplo, en la capital tamaulipeca con el Presidente Municipal, que le gusta más bailar, que atender a los problemas de la población, de pronto si la instancia correcta hace la petición, debería funcionar una revocación de mandato: pero no existe, vaya pues, en la legislación tamaulipeca.
Lo que se critica en todo caso es que, a todas luces, MORENA y el Presidente AMLO, con todo y que es una promesa de campaña, quieren llevar agua a su molino: y es que, la oposición en el Senado, esta aferrada a que si se hace la revocación, que sea después de las elecciones del 2021: no antes de las mismas, puesto que hasta el Presidente ha señalado que el desea que se haga, con la elección para no gastar más dinero o, en todo caso, que se haga antes, en marzo, específicamente el día 21, fecha de nacimiento de su héroe y principal inspirador de su gobierno.
QUIEREN RATIFICACION NO REVOCACION.
Otra cosa que a la oposición no le gusta, en este caso de la revocación, es que sea el Poder Ejecutivo quien la solicite: no es, así, una revocación, quieren una ratificación, puesto que la esencia es que sea una decisión, una iniciativa, precisamente de la población que –se entiende-, ya está (debería estar) hastiada de quien gobierna, porque lo hace de manera incorrecta o porque hay mucha corrupción. Si AMLO gobierna bien, no hay corrupción, no hay quejas… para que, entonces, hacer una votación de “revocación de mandatoâ€.
Con cierta frecuencia se publican o difunden encuestas sobre la aceptación o rechazo del Presidente AMLO. De ellas se deduce, por los porcentajes de aprobación, que tiene un excelente apoyo popular. No se nota, en unas y otras, que haya, digamos, un rechazo constante, absoluto a su trabajo como Presidente. Si es así, luego entonces, no es necesaria una votación para que continúe con su trabajo…Ahora que, un gobernante, consciente de su trabajo y de la percepción, entiéndase, si el pueblo le manifiesta reprobación, lo más lógico es que renuncie al cargo y no espere a que el pueblo lo eche en un dos por tres.
ATORADO EL PROYECTO.
En la Cámara de Diputados el proyecto pasó al gusto de MORENA y del Presidente AMLO. Ahí la oposición no cuenta, pues es mínima. En el SENADO, como es reforma constitucional, tiene que ser por mayoría calificada. Y, todo hace indicar, no se aprobara en el periodo extraordinario: la oposición ya estableció sus cartas: va la revocación, pero después de las elecciones, no antes. Y en lo personal, creo que la revocación la debe pedir el pueblo, es decir, determinado % de electores; también debería promoverla el Congreso, pero nunca el Titular del Poder Ejecutivo, si lo hace, es porque quiere una ratificación y no revocación.