Los incendios en la región amazónica de Brasil repercutieron ya en un movimiento de monóxido de carbono en la atmósfera, dijo el Laboratorio de Propulsión a Reacción (JPL, siglas en inglés) de la NASA.
La asociación se refleja en los nuevos datos suministrados por la Sonda Infrarroja Atmosférica (AIRS, siglas en inglés) de la NASA, a bordo del satélite Aqua.
Según el JPL, un registro temporal mapeó el monóxido de carbono a una altitud de 5 mil 500 metros entre el 8 y el 22 de agosto. A medida que avanzó la medición, el penacho de monóxido de carbono creció en la región noroeste del Amazonas, luego se desplazó en una forma más concentrada hacia el sureste del país.
Cada «día» de la medición se establece promediando tres días de cálculos, una técnica utilizada para eliminar lagunas de datos, según el JPL, citado por la agencia noticiosa china Xinhua.
Debido a que se trata de un contaminante capaz de viajar grandes distancias, el monóxido de carbono puede persistir en la atmósfera durante aproximadamente un mes.
El efecto de los gases sobre el aire que respiran los humanos tiene poca repercusión desde la altitud mapeada en estas imágenes. Sin embargo, los fuertes vientos pueden llevarlo hacia abajo, donde puede afectar significativamente la calidad del aire, dijo el JPL.
El monóxido de carbono juega un papel clave tanto en la contaminación del aire como en el cambio climático.
La AIRS detecta la radiación infrarroja y de microondas emitida desde la Tierra para proporcionar una visión tridimensional de la temperatura y el clima del planeta.
Con más de dos mil canales que detectan diferentes regiones de la atmósfera, los instrumentos de la NASA crean un mapa global y tridimensional de temperatura y humedad atmosférica, así como de las cantidades y altura de las nubes, la concentración de los gases de efecto invernadero y muchos otros fenómenos atmosféricos.