“Chapulines†y “Sabandijasâ€, les ha llamado a los miembros de su propio partido, desde su trono, divorciado de las calles y los caminos, donde se forja la verdadera democracia ciudadana.
Muy mal se ve la señora Polevnsky en su diarrea verbal, cuando se lanza contra los hombres y mujeres de los diversos estratos sociales, que promovieron e impulsaron el triunfo del hoy Presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, en el país, y obviamente en Tamaulipas.
Ya el líder del senado de la república, Ricardo Monreal, le contestó, como solo el zacatecano sabe hacerlo, con la puntualidad no exenta de sarcasmo que le caracteriza: le dijo que respete la fauna animal, y que, en MORENA, no hay chapulines ni sabandijas, sino personas íntegras y respetables.
Llena de soberbia, y cegada por sentimientos de egolatría, la señora Yeidckol acaba de emitir un mensaje que la exhibe, de cuerpo entero, en su proyecto de hacer de MORENA, una burocracia de purgas estalinistas, y no el moderno partido incluyente, que el pueblo de México se merece.
Desde este modesto espacio, le recordamos a la señora Polevsnsky, que la exclusión y la intolerancia, la acerca más a una personalidad fascista, como la de Musolini, Hitler o Franco, y la aleja del quinto sentimiento de Morelos, donde se habla de la soberanía popular.
Se olvida Yeidckol de aquel documento que ella misma signó en su carácter de Secretaria General de MORENA, junto a la firma del entonces Presidente del partido, Andrés Manuel, donde se daba la bienvenida a todas las fuerzas progresistas y democráticas de México.
Se incluía a personas de “todos los partidos políticos, miembros de organizaciones sociales y ciudadanos independientesâ€.
Miles de ellos en Tamaulipas, le tomaron la palabra y contribuyeron a darle forma y fuerza al tsunami, que finalmente acabaría con el mito de que en el norte de la república, AMLO carecía de suficientes seguidores, y de que era superado por la derecha panista.
La gran victoria de López Obrador en el norte del país, obedeció, entre otros factores, a toda esta gente de la clase media y clase trabajadora, que operó con vehemencia a favor de la Cuarta Transformación.
Muchos de ellos eran priistas, perredistas o de diversas siglas, otros emanaban de organizaciones independientes, unidos por su convicción de que estaban haciendo posible por primera vez en la historia, un verdadero cambio político en el país, y especialmente en la entidad, donde los llamados vientos de cambio, engañaron a la sociedad, con sus promesas electoreras.
Todas estas personas de las que les habló celebraron jubilosos, en sus respectivos municipios, la noche del domingo dos de julio de 2018. Todos ellos se sabían copartícipes de la gran derrota del conservadurismo panista en Tamaulipas, y del derrumbe del PRI peñista en el país.
Había un sentimiento de orgullo y de pertenencia que los unificaba, pero al mismo tiempo los alentaba en la esperanza de seguir luchando, por completar la tarea de seguirle asestando derrotas al PAN-gobierno, en la elección local del 2019. Todos ellos, nunca llegaron a sospechar, que ya empoderada Yeidckol buscaría darles una patada en el trasero.
Hoy, han pasado ya casi ocho meses, desde que AMLO ganó, con el voto de más de treinta millones de mexicanos, en todo el país.
De esos 30 millones, solo un diez por ciento estaba afiliado a MORENA. El 90 por ciento fue sociedad civil y demócratas de organizaciones y partidos, que hicieron largas filas frente a las urnas, para cristalizar, lo que antes era solo un puñado de esperanzas.
Hoy, la dirigente nacional de MORENA, se erige como la gran fiscal, acusadora, contra aquellos, cuyo único pecado fue soñar con un movimiento democrático, libre de prejuicios y de ambiciones.
Encajonar y secuestrar los sueños de los ciudadanos libres, más temprano que tarde, trae graves consecuencias.
Esperemos que no sea el caso de Tamaulipas, la entidad más sufrida de la república, con más de dos ciudades clasificadas entre las más inseguras del mundo.
La región del noreste, donde un dos de julio del 2018, un grupo de democrátas, “Sabandijas†y “Chapulinesâ€, hicieron posible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Aunque le diré: candil de la calle y oscuridad de su casa: Yeidckol tiene también en su lista de candidatos palomeados, sus propias “sabandijas†y sus consentidos “Chapulinesâ€.
Aquí, en el estado, cuando menos hay uno.