En su reciente visita, el pasado 2 de febrero el diputado federal Gerardo Fernández Noroña llamó ‘pedorra’ a Maki Ortiz, presidenta municipal de la polvorienta, violenta, olvidada, abandonada y saqueda Reynosa. Y hay una serie de comentarios en el sentido de que lo dicho por Noroña es violencia de genero.
Me meo de la risa y me cago de la alegría.
Fíjese usted lo que significa decirle ‘pedorra’ a una servidora pública como la tal Maki. Pues han salido en su defensa un ejército de mujeres bienhechoras del ‘buen decir y de las buenas costumbres’ que han juzgado y dictaminado que Noroña debe ser colgado en la ahorca por decirle pedorra a la pedorra presidenta municipal de Reynosa.
Lo que no dicen las defensoras, es que La pedorra tiene a Reynosa en una letrina, las cloacas derramándose y nadie la toca ni con un chisguete de meados esparcidos por las calles de aquella ciudad. Tampoco se crea que antes fue distinto, pero con la Pedorra los males de Reynosa se han acentuado, muy parecido a lo que sucede en Victoria, donde su alcalde prefiere bailar que atender las urgentes necesidades de la ciudad.
No deja de ser chistoso, por no decir, dramático, ominoso que esas defensoras de la Pedorra, guarden silencio ante los males que sufre Reynosa ¿les importa la ciudad o cuidan la mesada de la nomina en que las tiene la Pedorra?
Es una alcaldesa pedorra, no porque se pedorree-que seguramente lo hace-, es pedorra por chafa, por que tiene metida a la ciudad en un muladar, y ni que decir de la violencia e inseguridad.
Reynosa no merece gente como la Pedorra, una ciudad como Reynosa, que acoge a todos los que llegan, tiene que haber gente bien nacida, a la que le importa su ciudad y atender sus males.
La violencia contra el genero humano reynosense, lo ha cometido La Pedorra contra la población de Reynosa…eso queda claro.
La pedorra, Pedorra se queda pues, así manden a un ejército de féminas-machistas a defender lo indefendible.
Desde mi trinchera vietnamita, más janambre que nunca..