El título solo es un nombre masculino, pudiera significar el de cualquier niño, hombre o anciano al que puede adicionar los apellidos que usted quiera, si en un momento dado quisiera aplicarlo a una persona en específico.
Fernando o su femenino, es el nombre de un infante al que celebramos El Día del Niño, como un homenaje a los pequeños del mundo que pensamos crezcan con actividades para el bienestar y con derechos reconocidos por todos.
La festividad la determinó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a raíz de los hechos ocurridos en la Primera Guerra Mundial, conflicto de escala masiva que cambió gran parte de los paradigmas sobre la guerra entre naciones, los avances tecnológicos, la supuesta gloria del combate y sus consecuencias sobre la población civil.
Una verdad innegable es que la guerra afectó no solo a los ejércitos, sino también a los habitantes de todas las ciudades y pueblos que de pronto se vieron sumergidos en el conflicto. Los niños no escaparon a los horrores de este enfrentamiento entre humanos.
Fueron los miles de niños y niñas quienes sufrieron los estragos de los avances en las tecnologías bélicas, fueron los niños sin rostro la inspiración para que la Sociedad de Naciones, organismo precursor a la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quién iniciara el tomar en cuenta los derechos de los niños, no solo en las guerras, sino en los tiempos de paz.
Este día 30 de abril, en México y otras partes del mundo, se organizan fiestas, festivales, rifas, bailes, etc. Para festejar a “los reyes del hogarâ€. En otros tiempos hasta la delincuencia organizada organizó festivales para los niños en lugares públicos.
En otros tiempos, muchos escolares llegaban a sus escuelas con su plato, cuchara y vaso (de plástico o peltre) para que los papás y maestros les dieran de comer, incluyendo el postre, que por la temporada, bien pudiera haber sido melón con nieve de limón. No son malas las fiestas. Jamás y más cuando se trata de que los menores se diviertan a sus anchas.
‘Los Fernandos’ a quienes me quiero dirigir son aquellos niños y niñas cuyos padres han caído en conflicto como pareja, pero que por desgracia, toman a sus hijos como rehenes de la pareja y mientras ella, generalmente, castiga a él con no ver a los pequeños; él castiga a la madre de sus hijos, negando la manutención o por lo menos parte de ella.
Papá sabe que el dinero nunca sobra y negarlo o regatearlo, sabe que enoja mucho a quien compartió noches y días que en su momento, fueron inolvidables. Esa es su venganza.
Mamá con la imagen social y jurídica del desvalido, niega las visitas del padre a los hijos y puede ser capaz de negar que los hijos no solo salgan, sino incluso hasta que vean al progenitor.
No importa sea Día del Niño o cumpleaños del infante, lo importante es que los hijos no vean al padre o la madre, lo más trascendental es hacer el mayor daño posible al ex cónyuge.
Alienación parietal es el término que describe un conjunto de comportamientos distintivos mostrados por niños que fueron manipulados psicológicamente para mostrar miedo injustificado, falta de respeto u hostilidad hacia el padre, la madre u otros miembros de la familia, típicamente, por otra persona, quizá, miembro de la familia, pero sobre todo durante las disputas por la custodia de la descendencia.
Fernando(a) puede ser el vástago cuyos padres siguen en pugna y que sin saberlo, hacen daño al infante.
En la CDMX existe un grupo de padres (hombres y mujeres) con semanas y hasta años en el litigio por solo ver a sus hijos, esperando la resolución judicial que solo les permita verlos, por lo que determinaron, este 30 de abril, llevar al juzgado de lo familiar, una pelota con el nombre de los niños.
Detrás de cada pelota -sin importar color o tamaño- hay un padre o una madre en espera de que un Juez le conceda, por lo menos, ver a su(s) hijos(as).
¿Feliz Día del Niño?