El miércoles 12 de abril por la tarde, fueron asesinados a golpes y por asfixia los compañeros antorchistas: Lic. Conrado Hernández Domínguez, su esposa Mercedes Martínez Martínez, ambos de origen veracruzano y su pequeño hijo de apenas 7 años, Vladimir N. y fueron arrojados en su vehículo a un barranco de la carretera Federal México–Acapulco, en el tramo carretero Chilpancingo–Ocotito, cerca de la comunidad de “Agua de Obispo” y del restaurante «Casa de Teja».
El horrendo asesinato se intentó disfrazar como accidente al desbarrancar el vehículo, pues los reportes de la fiscalía informan que los cuerpos aparecieron en el asiento trasero del vehículo y la necropsia (autopsia) revela que murieron por golpes recibidos y el niño en el más horrendo escenario fue asfixiado. Además de que se reporta que el vehículo no presentaba daños de consideración.
Quienes perpetraron tan horrendo crimen, quienes seleccionaron el lugar y llevaron el vehículo hasta dicho paraje, para empujarlo y este se precipitará al vacío, con su carga mortuoria, con la intención de ocultar su sevicia producto de su desquiciamiento que los ha convertido en bestias, en brutos, en viles mercenarios, quisieron simular un accidente y así evadir la acción de la justicia.
¡Justicia! esto es lo que pide, lo que exige el Movimiento Antorchista Nacional a las autoridades del Estado de Guerrero: a la gobernadora Lic. Evelyn Salgado Macedonio para que exija a la fiscalía una investigación pronta y expedita que dé con los autores tanto materiales como intelectuales. A los órganos impartidores de justicia para que se aplique todo el peso de la ley a quienes perpetraron tan horrendo crimen.
Los dos jóvenes profesionistas a pesar de su edad, habían acumulado años y años de experiencia en la lucha por un mundo mejor con el pueblo pobre, del cual provenían y gracias a él y a la valentía y compromiso de ellos, eran miembros del órgano de dirección de la lucha del pueblo pobre, en el estado de gran tradición de esta lucha.
Precisamente esta tradición de lucha milenaria de Guerrero y de nuestra patria es la que recoge en su seno el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), que ha venido forjando y preparando desde sus entrañas mismas (del pueblo) a luchadores sociales de esta altura, de esta calidad.
Surgidos del pueblo, educados desde su infancia por sus propios padres y el mismo pueblo, en su deseo de transformar su vida, pronto se incorporaron a la lucha y a la dirección de la misma. Meche como líder de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios «Rafael Ramírez» (FNERRR) en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario 136 de San Sebastián en Tantoyuca Veracruz, donde cursó su bachillerato. Después en la Normal Mixteca Baja de Tecomatlán, Puebla, donde estudió su licenciatura, cómo profesora.
Como miembro de la dirección de la Casa del Estudiante «Calmécac» en la ciudad de México, y como activista del antorchismo en los estados de: Baja California, Sinaloa y en el Estado de Guerrero donde era miembro de la dirección, el Comité Estatal. Más de 20 de sus treinta y tantos años, los vivió luchando en las filas de Antorcha.
Conrado Hernández Domínguez, también estudiante del CBTA 136 de San Sebastián Tantoyuca, fue miembro de la coordinadora del albergue de dicha institución. Al terminar su bachillerato como acuerdo de su organización la FNERRR, se incorpora a la casa del estudiante «Salvador Díaz Mirón» en Xalapa Veracruz y presentó su examen a la Universidad Autónoma Veracruzana en la capital del Estado, donde cursó su licenciatura en Derecho.
Se incorpora, por acuerdo de la organización (Antorcha) al Estado de Guerrero, dónde organiza, lucha y dirige al campesino guerrerense en Chilpancingo de Los Bravos. Durante 10 años, siendo elegido como miembro del Comité Estatal del Estado de Guerrero del Movimiento Antorchista.
Esto es lo que pueden hacer los jóvenes de extracción humilde con su compromiso y entrega a la causa de los suyos, el pueblo pobre de México. Por ello, los golpes asesinos que pretenden callar e intimidar, incluso alejar y/o traicionar la lucha que habían asumido, los mexicanos nuevos, los que van a lograr un México Nuevo. A quienes se pretende callar con estos golpes arteros, con estas muertes inhumanas, lo único que logran es: como le pasaba a Anteo, dios de la tierra –en la mitología griega– con cada caída al suelo nutricio (su madre tierra) encontraba la fuerza necesaria para levantarse y continuar con la tarea. Era inmortal.
Así con este ataque artero, Conrado, Meche y Vladimir, se han vuelto inmortales. Su recuerdo, su entrega, sus enseñanzas cobran una dimensión de fuerza, de ejemplo a seguir, logrando lo imposible, con su muerte: LA VIDA. La vida inmortal entre los suyos, que son los pobres de nuestra patria, es decir, la mayoría de ellos.
Conrado, Meche y Vladimir, viven para siempre en el seno del pueblo de Guerrero y de la patria México. ¡ADELANTE VENCEREMOS!
¡Morir por antorcha, no es morir!
¡Morir por antorcha es vivir!
¡EXIGIMOS JUSTICIA!