La revolución la ganaron los Generales aliados y protegidos de Estados Unidos, Venustiano Carranza y Alvaro Obregón. En el coahuilense sus logros constitucionalistas, son opacados por su proclividad a la corrupción, resumidos en el término “carrancear”. La filosofía del carrancismo: humillar a los de abajo y servir a los de arriba.
En lo concerniente al General sonorense, mediante el desigual Tratado de Bucareli, garantizó a los gringos, proteger sus inversiones petroleras.
Los lideres auténticamente emanados de la entraña popular, Francisco Villa y Emiliano Zapata fueron emboscados, y asesinados. Heredera de esa maldición de poder, (eliminación de figuras prominentes), el crimen de Carlos Manzo es en la actualidad, un fantasma que aletea, los futuros escenarios del devenir mexicano.
Hablando de la revolución, la traición y la felonía son figuras que envenenaron la génesis de una guerra civil, donde el pueblo llano aportó la carne de cañón, (poco más de 3 millones de cadáveres) y cuyo epílogo se resolvió en un reacomodo de roles y de intereses: al final los generales se casaron con las bellas hijas de los hacendados.
Así nació una emergente mafia política, conocida como La Familia Nacional Revolucionaria. Dio inicio un largo proceso de consolidación de un nuevo poder político, económico y militar. La revolución fue una doncella que se entregó en la alcoba de las complicidades. De esa fusión bastarda nació una élite revolucionaria. Y posteriormente el poderoso presidencialismo, incontestable y autoritario.
Hoy, los desfiles del 20 de noviembre, pasean en el mismo carro alegórico a mártires y asesinos. Carranza, Obregón, Zapata y Villa. Se trata de una parodia que no es fiel a lo que realmente sucedió en el contexto de un país campesino que derramó su sangre, para prohijar a una nueva pandilla de corrupción y de privilegios. Perdieron los muertos, y ganaron los más vivos.
¿Cuáles fueron los alcances sociales de esa celebración que este jueves salió a las calles vestida de desfile escolar generación zeta y de los niños de la generación Alfa, nativos digitales de una tecnología que amenaza con generar profundos cambios de carácter estructural?
Respuesta:
A 115 años de distancia, la pobreza sigue siendo un lastre social, vigente en las calles y barrios de la república. El México rural, tatarabuelo de las caballadas que estremecieron los albores del siglo XX, ese mismo país, sigue siendo víctima de una política agropecuaria, aun en deuda con los ejidos y los productores marginados.
Pero aun más grave que esta situación, lo es el problema de la inseguridad, un fenómeno que involuciona y constituye la negación de los avances logrados.
No todo está perdido. Algo está cambiando. Al menos hoy, la gente pobre ya recibe un dinero extra, para paliar sus necesidades familiares. No es la panacea que lo resuelve todo. Pero antes no les llegaba nada. Y solo los llamaban para darles una torta, en temporadas electorales.
En el pasado inmediato, durante el prianato, programas como el procampo, solo sirvieron para que una alta burocracia de funcionarios y sus amigos, se empacharan de dinero, inscribiendo a sus mujeres y a sus hijas, y cobrando millonadas de subsidios mal habidos.
Hoy, al cerrar el primer cuarto del siglo XXI, la revolución del bienestar morenista y su poderío político, se enfrenta a su principal reto de carácter interno: los grupos políticos y sus liderazgos que buscarán en el 2027 y 2028 arribar al poder, de gubernaturas, escaños federales, locales y alcaldías.
Como siempre ocurre con un partido que ha alcanzado su techo de crecimiento y poderío, MORENA se enfrenta por estos tiempos a su encrucijada: suelta los hilos de la democracia interna o bien sigue ejerciendo el férreo control donde los cargos de elección popular, son producto de lealtades y de compromisos políticos.
Habrá que ver, el 2027, donde estados como Tamaulipas vivirán un periodo crucial que resolverá sin duda los misterios y dudas del 2028.
En lo inmediato, el gobierno de Américo Villarreal Anaya se observa con todos los hilos del poder en sus manos. Un sexenio que ha hecho la tarea, tanto arriba como abajo. Le ha cumplido a la Presidenta y trae buenas calificaciones ciudadanas. Dos pilares fundamentales, para manejar el segundo y último tramo del poder.
Especialmente el ejercicio morenista de postular a una sucesora o sucesor. Y ganar.