💥 OPINIÓN | BernardoDlaRosa Cast
Una vez más, la política tamaulipeca se viste de simulacro. El exgobernador —con órdenes de aprehensión pendientes y un historial manchado por la polémica— anuncia “con profundo honor” que el PAN Tamaulipas lo ha designado Consejero Vitalicio. Lo curioso es que ni siquiera se presentó a recibir el reconocimiento: envió a su hermano para hacerlo en su nombre.
¿Gratitud o puro teatro político? 🤔
El mensaje no suena a humildad, sino a autoelogio cuidadosamente armado. Todo indica que fue su propio grupo el que promovió y aprobó el nombramiento, obedeciendo una instrucción más que reconociendo un mérito.
Mientras los ciudadanos exigen renovación, transparencia y justicia, en el PAN Tamaulipas se reparten honores entre los mismos rostros de siempre, los que huyeron del escrutinio público pero siguen manejando los hilos desde lejos.
Convertir a un prófugo en “Consejero Vitalicio” no es un homenaje: es una afrenta a la militancia, a la ética y a los tamaulipecos.
Porque en la política azul, parece que la impunidad también tiene fuero… y ahora, además, título vitalicio.
Política y promesas incumplidas en Tamaulipas
En otro tema, la realidad en los municipios costeros del sur de Tamaulipas sigue siendo alarmante. El alcalde de Padilla, Neto Quintanilla, reconoció que existe inseguridad en algunas brechas y caminos de los ejidos, y que los enfrentamientos ocurridos dentro del municipio eran “cosas aisladas”. Aseguró que el Ejército y la Guardia Estatal hacen revisiones y que él mismo sale a vigilar la situación.
La verdad, según los habitantes, es muy distinta: el alcalde ni reside ni duerme en Padilla, su casa y la educación de sus hijos están en Ciudad Victoria. Los rondines son un mito; nadie lo ha visto. Mientras tanto, la delincuencia crece sin freno: robo de ganado, desempleo, cortes de energía, desabasto de agua y un pueblo cada vez más deshabitado por la falta de oportunidades.
Lo mismo ocurre en Soto la Marina, donde la alcaldesa Glynis Jiménez, del mismo grupo político, asegura que todo está tranquilo y sin grupos delincuenciales. La realidad es otra: problemas de drenaje, desabasto de agua, recolección de basura irregular y un plan de pavimentación que ignora al poblado La Pesca, con más de 1,700 habitantes y completamente olvidado. Mientras prioriza a familiares y allegados, los reclamos de los ciudadanos siguen al orden del día.
Estos casos muestran que muchos alcaldes de Movimiento Ciudadano y Partido Verde han aprendido a mentir descaradamente a su pueblo, prometiendo seguridad y desarrollo, mientras el abandono y la impunidad marcan la vida diaria de los tamaulipecos.
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