La obispa Mariann Edgar Budde, primera mujer en estar al frente de la Diócesis Episcopal de Washington DC, hizo un llamado a Trump ante sus nuevas medidas migratorias. En su discurso pedía «clemencia» y «misericordia».
«Señor presidente, millones de ciudadanos han puesto su confianza en usted. Y como dijo ayer, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En el nombre de ese Dios, le pido que tenga misericordia para la gente en nuestro país que ahora tiene miedo… Hay niños gays, lesbianas y transexuales, y familias demócratas y republicanas e independientes, algunas de las cuales temen por sus vidas», expresó frente a los allí presentes y las cámaras que lo televisaban.
Las caras de Trump y sus seres queridos cambiaron conforme la obispa seguía hablando de asuntos migratorios. «Podrán no ser ciudadanos, ni tener la documentación apropiada. Pero la vasta mayoría de los migrantes no son criminales. Ellos pagan impuestos, son nuestros vecinos, son fieles miembros de nuestras iglesias, mezquitas, sinagogas y templo. Le pido que tenga clemencia con aquellos en nuestras comunidades cuyos niños temen que sus padres sean llevados lejos. Y que ayude a los que huyen de zonas de guerra y persecución en sus propias tierras a encontrar compasión y acogida aquí», añadió ante el gesto serio del mandatario.