Divididos por algo más que una herida de agua que nace en las montañas rocosas de Colorado; parapetados en dos nacionalismos opuestos, marcados por el contraste cultural y los profundos abismos económicos y sociales, esas son las circunstancias de Claudia Sheinbaum Pardo y de Donald Trump.
Pero hay algo más. Una todopoderosa mano invisible los ha llevado a la presidencia casi al unísono, colocándolos frente a frente.
Genéticamente ella, Sheinbaum viene de una memoria hebrea, acosada y perseguida por el nazismo. Nuestra Presidenta rompe con muchos estereotipos: es mujer, es científica y de antepasados judíos.
Su rostro afilado y la amplitud de su frente intelectual y analítica, evoca las colinas sagradas de Sion , la ciudad de Dios. La sede de la teología occidental más poderosa del mundo. Campo de memorables batallas donde Jehová destruyó a reyes y a ejércitos, para hacer realidad su promesa de entregarla al pueblo de Abraham, de Jacob y del Rey David, de corazón puro y de rectitud.
Fue este mismo David, el que venció al gigante Goliat, y desde entonces su simbolismo es la metáfora más trascendente, donde destaca la victoria del más débil frente al fuerte. Del más pequeño ante el poderoso. Pero este suceso habla también de los valores: de la justicia y la honestidad, frente al atropello, la soberbia y la iniquidad.
En Cambio Trump reencarna al superhombre del filosofo Federic Nietzsche, una figura retórica utilizada por el ejército nazi para propagar su idea de la raza superior. Atrás de estas actitudes gravita uno de los más feroces terrorismos raciales y de supremacismo blanco de los últimos tiempos.
Durante su campaña por la Presidencia Trump y su equipo propagandístico difundieron un video en el cual aluden a la “Creación de un Reich unificado, bajo el titular: “¿Que es lo próximo para Estados Unidos?”.
En este punto, les ofrecemos otro dato más, que viene a documentar el anti sionismo de Trump, y que es bien correspondido por los judíos que viven en Estados Unidos. Durante la campaña electoral por la Presidencia de USA, se documentó que la comunidad de origen judía, tenía una tendencia al voto de dos a uno a favor de Kamala Harris, y en contra de Trump. Por su parte este último, (DT), dijo durante un discurso previo a la elección, que, “si no gano estas elecciones, el pueblo judío tendrá mucho que ver en esta derrota”.
Es cierto que Trump no está masacrando judíos, como en su momento lo hizo el régimen fascista de Adolfo Hitler, pero a cambio está despedazando el sueño de miles de deportados, pisotea sus derechos humanos, arrojándolos a la intemperie. Obviamente se trata de una política salvaje y sin concesiones.
Trump rechaza en su narrativa de dientes para afuera a los cárteles de la violencia organizada, pero al mismo tiempo, al decretar las deportaciones masivas, les está dando a los narcotraficantes toda una reserva humana para que nutran sus filas, con gente desesperada, arrojada a la deriva social.
Otra de las amenazas de Trump en el sentido de declarar a los cárteles como terroristas y de sugerir la posibilidad de bombardear territorio mexicano para combatirlos, acaba de generar una respuesta de la Presidenta mexicana, demandando mayor coordinación entre ambos países.
—–Ellos en Estados Unidos pueden y deben de combatir al narcotráfico, pues definitivamente allá también hay organizaciones criminales, y son las encargadas de vender el fentanilo y otras drogas, replicó Sheinbaum.
Esto que acaba de decir nuestra Presidenta, es muy cierto, pues las drogas en territorio norteamericano no se mueven solas. Además, en el caso de la venta indiscriminada de armas a los carteles mexicanos, solapadas por el gobierno estadounidense, es un reclamo que jamás ha sido atendido. Y que es factor clave para que en nuestro país, la violencia sea más difícil de someter.
En tiempos de guerra, y sobre todo cuando la política interior mexicana se ha visto amenazada por grupos armados, Estados Unidos siempre ha sido pieza clave. Recordemos que en la revolución que dio inicio en 1910, el grupo que finalmente triunfó fue el del carrancismo y el obregonismo sobre la llamada División del Norte del General Francisco Villa, y el caudillo sureño Emiliano Zapata. Villa se vio bloqueado por la falta de parque, cuyo vendedor principal eran agentes estadounidenses.
Hoy desde el, poderoso país del norte, la tenebrosidad y la mano negra vuelven a aparecer. Los gringos se benefician con la venta de armas. Y luego se dicen afectados por el terrorismo de los cárteles.
En el tema migrante sucede algo parecido.
Todos sabemos que, la mano de obra mexicana en USA es altamente calificada, y que nuestros compatriotas se destacan en áreas de producción gringa como manufacturas, transporte, , traslado de materiales, construcción, mantenimiento, servicios y agricultura, sectores donde los anglosajones son muy flojos y no le entran. Además cuando los blancos que votaron por Trump trabajan en faenas rudas, (que son unos cuantos), cobran tres veces más que los mexicanos.
¿A quien cree usted que prefieren entonces en USA, dentro de las áreas ya mencionadas?
Definitivamente, la participación de los trabajadores y técnicos mexicanos en el sistema productivo estadounidense, es imprescindible, y si no lo cree, la realidad nos lo dirá, más temprano que tarde.
POSDATA.—La película Un Día Sin Mexicanos, (A Day Without a Mexican), de Sergio Arau, fue estrenada el seis de agosto del 2004, y justamente hoy en enero de 2024, veinte años después, está cobrando una inusitada y puntual realidad. ¿Que harán los supremacistas trumpianos, cuando los obreros y obreras, las y los técnicos mexicanos ya no estén en USA?