La designación de María Guadalupe Gómez Núñez como presidenta del Comité Ejecutivo Estatal (CEE) de Morena en Tamaulipas, desconcertó hacia el exterior de ese partido, es decir a los observadores políticos, pero no así a quienes forman parte de ese movimiento que se encuentra en la antesala del relevo estatal, motivo por el cual no era conveniente instalar ahí a quienes tienen aspiraciones, o poseen un liderazgo que pudiera verse fortalecido en el actual escenario.
María Guadalupe, no es una desconocida en Matamoros, y claro ni en los círculos Morenistas, pero si en el plano social y estatal, pero no viene para competir por el liderazgo estatal, ni por un puesto de elección popular, su papel y de mucha responsabilidad será encausar el procedimiento del cual saldrá el próximo CEE y para eso está que ni pintada, con los atributos de neutralidad y conocimiento de los estatutos, así como de las figuras prominentes para el partido.
A propósito de este último aspecto, al evitar mencionar los nombres tanto del líder moral nacional al que se refirió como “el presidente”, de igual forma al líder moral del partido en Tamaulipas, quizá quiso marcar una distancia, para dejar asentado que “lo que venga” procederá de las encuestas o de las tómbolas y no del tradicional del dedazo. Un estigma muy difícil de borrar, sin excepción de partido. En agosto de 2022 cuando Yuriria Iturbe fue electa, al referirse al tratamiento con el gobernador de Tamaulipas dijo que sostendría, “relación respetuosa con la debida sana distancia, tenemos que hacer esa separación, es sano, gobernador y partido, cada uno con sus funciones; que tenemos una colaboración es obvio”.
Producto de esa colaboración, alguna vez se le vio entrar al Palacio de Gobierno, precisamente en una noche, en vísperas de importantes decisiones del partido.
A nuestro ver, esa relación, la de ahora, y la que han tenido todos los gobernadores con su partido, sea en Tamaulipas o en otros estados, es algo muy natural, un gobernador del partido que sea se convierte en el primer priista, primer panista o primer morenista. Eso lo sabemos todos y no debiera ser visto como un pecado capital.
En fin, la cuestión es que, “habemus” presidenta y este será un año particularmente activo para el partido por varias razones, una de ellas la incorporación a sus filas de un mayor número de simpatizantes, a los que convertirán en miembros activos que tendrá credencial de Morena, una manera de fortalecer su sentido de pertenencia.
De esta manera se atenderá la convocatoria lanzada por la presidenta nacional, Luisa María Alcalde Luján, y que para el caso de Tamaulipas estamos hablando de la suma, de una militancia de 315 mil personas.
La otra, es la legitimación de la presidenta Claudia Sheinbaum en el ánimo de los que no son morenistas, es decir, que no votaron por ella, esto significa hacer promoción de su programa de gobierno y al mismo tiempo en esos recorridos de casa por casa que se han planeado, detectar a quienes puedan ser dignos representantes del partido en el terreno electoral de 2027.
Esos son los retos para María Guadalupe Gómez 2025 y otros que se irán dando en el camino para hacer crecer el número de afiliados de Morena en todo el país, para lo que se ha fijado la ambiciosa meta de 10 millones de mexicanos. Así andan las cosas en Morena.