Netiqueta: La cortesía digital

Introducción

Vivimos en un mundo donde la interacción digital se ha vuelto parte de la vida diaria. Ya sea a través de redes sociales, correos electrónicos, foros o plataformas educativas, estamos constantemente comunicándonos en línea. Sin embargo, no todos conocen las normas básicas que permiten que estas interacciones sean respetuosas y efectivas. Aquí es donde entra en juego un concepto clave: la netiqueta.

¿Qué es la netiqueta?

La palabra “netiqueta” proviene de la combinación entre «net» (red) y «etiqueta» (normas de comportamiento social). Se refiere, entonces, a las normas de cortesía y comportamiento que debemos seguir cuando interactuamos en entornos digitales. Aunque no son reglas legales, su cumplimiento contribuye a una convivencia sana, respetuosa y eficiente en línea.

Según Shea (1994), una de las primeras autoras en formalizar estas normas, la netiqueta es un conjunto de principios no escritos que guían el comportamiento digital con base en el respeto, la empatía y el sentido común. En sus escritos originales, ella estableció lo que muchos consideran los “mandamientos” de la netiqueta moderna.

¿Por qué es importante la netiqueta?

Muchas veces, al comunicarnos en línea, olvidamos que detrás de cada pantalla hay una persona real, con sentimientos, ideas y emociones. En el entorno digital no contamos con expresiones faciales, tono de voz ni lenguaje corporal, por lo que las palabras adquieren un peso mayor.

Autores como Goffman (1967), al hablar de la interacción humana, destacaron la necesidad de cuidar la “cara” del otro —es decir, su dignidad— en cualquier tipo de comunicación. Esto aplica también al mundo digital: lo que escribimos puede afectar, para bien o para mal, a quien lo recibe.

Además, la netiqueta no solo mejora las relaciones personales en línea, sino que también favorece el aprendizaje, el trabajo colaborativo, la productividad y la convivencia digital segura.

Principios fundamentales de la netiqueta

A lo largo de los años, diferentes autores y organizaciones han definido principios fundamentales que ayudan a guiar nuestras interacciones en línea. Aquí te explico los más relevantes:

Piensa antes de escribir

Antes de enviar un mensaje, es recomendable releerlo. Pregúntate: ¿es claro? ¿Puede malinterpretarse? ¿Estoy siendo respetuoso?

Shea (1994) subraya la importancia de pensar que, aunque el entorno sea digital, nuestras palabras tienen impacto real.

Respeta a los demás

Aunque estés en desacuerdo con una opinión, expresa tu punto de vista sin atacar o insultar. Las diferencias enriquecen el diálogo si se expresan con respeto.

Según el Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE, 2022), la falta de respeto digital puede derivar en conflictos, acoso e incluso delitos cibernéticos.

Evita escribir en mayúsculas

En el lenguaje digital, escribir en mayúsculas se interpreta como gritar. Si deseas enfatizar una palabra, usa otros recursos como negritas (si el formato lo permite) o signos de puntuación.

Crystal (2006), experto en lingüística, explica que el lenguaje digital ha creado sus propias convenciones, y el uso de mayúsculas se ha cargado de connotaciones emocionales negativas.

Sé claro y conciso

No todos tienen el mismo tiempo o contexto. Evita mensajes demasiado largos o confusos. Organiza bien tus ideas y ve al punto.

Turkle (2011) advierte que la sobrecarga de información puede dificultar la comprensión y generar frustración en las interacciones digitales.

Cita tus fuentes

Si compartes información, imágenes o ideas que no son tuyas, da crédito. Es una forma de respeto y también una manera de combatir la desinformación.

La UNESCO (2021) promueve la alfabetización mediática y digital, donde uno de los pilares es aprender a verificar y citar información correctamente.

No compartas información privada sin permiso

La privacidad es un derecho. No publiques fotos, datos personales o conversaciones sin consentimiento. En algunos casos, esto puede ser ilegal.

Solove (2007), especialista en privacidad digital, advierte que muchas veces el daño en línea no viene de los hackers, sino de personas comunes que comparten sin pensar.

Sé empático

Recuerda que los demás también están viviendo sus propias batallas. Un comentario amable puede marcar la diferencia, igual que uno hiriente puede dañar.

Rheingold (1993) introdujo el concepto de comunidades virtuales, donde la empatía es clave para generar un entorno saludable.

Respeta el tiempo y el espacio de los demás

Evita enviar mensajes en horarios inapropiados, y no esperes respuestas inmediatas todo el tiempo. En entornos laborales o académicos, mantén el profesionalismo.

Freeman y Freeman (2004) recomiendan establecer normas de convivencia digital en contextos colaborativos, para que todos se sientan cómodos y respetados.

Evita el spam

No envíes mensajes repetitivos, cadenas o publicidad no solicitada. Esto satura y molesta a los demás usuarios.

La Asociación de Internet MX (2023) señala que el spam es uno de los principales motivos por los que los usuarios dejan de interactuar con ciertas plataformas o personas.

Aprende de los errores

Todos cometemos errores, incluso en línea. Lo importante es reconocerlos, pedir disculpas si es necesario y seguir aprendiendo.

Anderson y Rainie (2020), en un estudio del Pew Research Center, destacan que la educación digital no debe centrarse solo en la tecnología, sino también en el comportamiento humano en entornos digitales.

Netiqueta en distintos contextos

La netiqueta puede aplicarse en distintos escenarios:

En redes sociales: no insultes, no difundas odio, y piensa antes de compartir.
En el correo electrónico: utiliza saludos, escribe con claridad, evita los errores ortográficos.
En plataformas educativas: participa activamente, respeta las opiniones del grupo y sigue las normas del docente.
En grupos de mensajería: respeta los temas del grupo, evita el envío excesivo de mensajes y cuida tu lenguaje.

¿Por qué es importante la netiqueta?

El uso adecuado de la netiqueta tiene múltiples beneficios:

Fomenta una comunicación clara y efectiva: Nos ayuda a expresarnos con mayor precisión, evitando ambigüedades.
Previene conflictos y malentendidos: El lenguaje escrito carece de gestos o entonaciones, por lo que es más fácil que surjan confusiones.
Promueve ambientes digitales respetuosos: La cortesía y la empatía reducen las agresiones verbales y el ciberacoso.
Facilita la inclusión digital: Brinda a todos los usuarios, sin importar su experiencia, un marco para interactuar de manera equitativa.

Como señala la UNESCO (2021), la competencia digital ética es una de las habilidades clave del siglo XXI. Saber comunicarse con respeto en línea ya no es opcional, sino una necesidad.

Principales reglas de la netiqueta

Aunque no existe un único manual oficial, diversos autores y organismos han coincidido en un conjunto de principios básicos que deberían observarse en toda comunicación digital:

Piensa antes de escribir o publicar: Reflexiona si lo que vas a decir es útil, respetuoso y necesario.
Sé claro y conciso: Expresa tus ideas de manera ordenada, sin abusar de abreviaciones o jerga que pueda dificultar la comprensión.
Evita escribir en mayúsculas: En internet, equivale a gritar. Úsalas solo para títulos o énfasis puntual.
Respeta a los demás: Trata a los demás como te gustaría ser tratado. No insultes ni ridiculices.
Cuida la ortografía y gramática: No se trata de ser perfecto, sino de facilitar la comprensión.
No hagas spam ni envíes cadenas: La saturación de mensajes innecesarios puede molestar o distraer.
Protege tu privacidad y la de los otros: No compartas datos personales o imágenes sin consentimiento.
Cita tus fuentes: Atribuir correctamente el contenido es una forma de respeto y honestidad.
Adáptate al canal y al contexto: No es lo mismo escribir en un grupo de amigos que en un entorno profesional o académico.
Sé empático: Recuerda que detrás de cada pantalla hay una persona con emociones.

Conclusión

La netiqueta no es un conjunto rígido de reglas, sino una guía flexible basada en valores universales como el respeto, la empatía, la responsabilidad y el sentido común. Adoptarla no solo mejora nuestras interacciones digitales, sino que también construye un espacio virtual más amable y humano. En un mundo donde cada vez dependemos más de la tecnología para conectarnos, la forma en la que nos tratamos en línea dice mucho de quiénes somos fuera de la pantalla.

Referencias

Anderson, J., & Rainie, L. (2020). The future of digital spaces and their influence on people’s well-being. Pew Research Center. https://www.pewresearch.org
Asociación de Internet MX. (2023). Estudio sobre los hábitos de los usuarios de Internet en México. https://www.asociaciondeinternet.mx
Crystal, D. (2006). Language and the Internet (2nd ed.). Cambridge University Press.
Freeman, D., & Freeman, Y. (2004). Essential Linguistics: What You Need to Know to Teach Reading, ESL, Spelling, Phonics, and Grammar. Heinemann.
Goffman, E. (1967). Interaction Ritual: Essays on Face-to-Face Behavior. Anchor Books.
Goleman, D. (2006). Social Intelligence: The New Science of Human Relationships. Bantam Books.
INCIBE. (2022). Ciberconvivencia: guía práctica para una ciudadanía digital responsable. Instituto Nacional de Ciberseguridad. https://www.incibe.es
Rheingold, H. (1993). The Virtual Community: Homesteading on the Electronic Frontier. Addison-Wesley.
Shea, V. (1994). Netiquette. Albion Books.
Solove, D. J. (2007). The Future of Reputation: Gossip, Rumor, and Privacy on the Internet. Yale University Press.
Turkle, S. (2011). Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other. Basic Books.
UNESCO. (2021). Media and Information Literacy Curriculum for Educators and Learners. https://www.unesco.org
Por: Daniel Desiderio Borrego Gómez, docente investigador de la UAT
Correos: [email protected]
ORCID: https://orcid.org/0000-0003-4211-7189
Google Scholar: https://scholar.google.com/citations?hl=es&user=-yFwTX8AAAAJ
Research Gate: https://www.researchgate.net/profile/Daniel-Borrego-Gomez